Muchas veces decimos que llevamos una contractura, cuerdas o nudos en un músculo pero el origen de estas afecciones está en el punto o los puntos gatillo que se encuentran en ese músculo y que, si bien pueden aliviarse momentáneamente con calor, estiramientos, masajes, etc., el problema vuelve a surgir al no haber tratado su origen. El punto gatillo necesita un tratamiento específico, ya sea conservador o invasivo.
La punción seca es un tratamiento invasivo porque lo que realizamos es pinchar la piel. Se denomina “seca” debido a que con esta punción no se introduce ninguna sustancia o medicamento.
Mediante la punción seca llegamos con la aguja hasta el punto gatillo generando una contracción (como una especie de latigazo) y consiguiendo que inmediatamente el músculo se relaje y disminuya el dolor en al menos un 20% a lo que seguirá una paulatina mejoría.
A pesar de realizar una punción con una aguja, no se siente dolor al penetrar en la piel. Tan sólo, al llegar al punto gatillo sentiremos durante uno o dos segundos una especie de latigazo totalmente soportable, lo importante es saberlo para que no nos pille desprevenidos y estar así lo más relajado posible.
Después de la punción seca es posible que se sienta un leve dolor en la zona parecido al de las agujetas durante uno o dos días dependiendo de cada persona, pero es totalmente soportable y pasajero.
La punción seca del punto gatillo es una técnica que no se realiza de forma aislada, sino junto a otras técnicas terapéuticas complementarias, así como también se centrará la terapia en la educación postural o de hábitos del paciente para que no se vuelvan a provocar los puntos gatillo.
El tratamiento de la punción seca tan sólo lo debe realizar un fisioterapeuta, conocedor de los patrones de dolor en cada punto del cuerpo, consiguiendo así solucionar incluso patologías crónicas a las que no se le había podido encontrar solución con otro método terapéutico.