La terapia con ventosas es un método terapéutico que cuenta con miles de años de amplia experiencia y proviene de la medicina tradicional china. Para su realización se comenzó utilizando cuernos de animales en combinación con fuego y posteriormente cañas de bambú y agua muy caliente para conseguir realizar un vacío en su interior y de esta forma succionar la piel.
En la actualidad estos instrumentos ya han quedado obsoletos y hoy día contamos con ventosas mecánicas que al ser transparentes dejan ver la coloración que va tomando la piel en todo momento, no necesitan fuego y poseen la capacidad de graduar la succión lo que ayuda a conseguir todavía mejores resultados con esta terapia.
Aunque en la medicina tradicional china este método es utilizado principalmente para curar enfermedades producidas por desequilibrios del Ying Yang, en el campo de la fisioterapia empleamos las ventosas para la eliminación de adherencias, fibrosis, tratar cicatrices, tendinitis, retracción miofascial y eliminar contracturas y puntos gatillo.
Para ello, aplicamos las ventosas sobre la piel entre 5 y 20 minutos, dependiendo de la dolencia y de la zona a tratar. Las dejamos fijas en algunos puntos y vamos moviendo otras para masajear la zona con la técnica adecuada a la patología que presente cada paciente.
Debido a la afluencia de sangre, la piel poco a poco comienza a ponerse rosa y al cabo de un tiempo esta rojez comenzará a tomar un color violáceo. De esta forma conseguimos que las toxinas y ácidos retenidos en el interior del músculo afloren para que puedan ser eliminados por el organismo a través de los ganglios linfáticos.