Los ultrasonidos producen dos acciones:
1 Acción térmica: la energía de los ultrasonidos la absorben los tejidos y se transforma en calor, aumentando la temperatura de la zona tratada.
2 Acción mecánica: se produce una vibración que somete a los tejidos a unos movimientos rítmicos produciendo un micromasaje celular.
Como consecuencia de las dos acciones, se consiguen una serie de efectos biológicos como son:
– Vasodilatación de la zona con aumento del flujo sanguíneo.
– Aumento del metabolismo local, estimulando la capacidad del cuerpo a regenerar los tejidos y las funciones celulares.
– Aumento de la flexibilidad de los tejidos, disminuyendo así la rigidez de las articulaciones y de las contracturas y produciendo un efecto antiálgico y espasmolítico.